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Hoy hablaremos de la Vitamina B12, nutriente que ayuda a mantener un correcto funcionamiento de las neuronas y glóbulos rojos y contribuye también a la elaboración del ADN.

La B12 es producida por bacterias. Antiguamente los animales comían pasto y la obtenían de ahí, sin embargo hoy en día los suelos están intervenidos y gran parte de los animales son criados en espacios cerrados, es por eso que ellos también son suplementados. Aún así muchas personas que comen carne tienen deficiencia de B12 pues se pierde con la cocción debido la exposición al calor y el contacto con el agua.

La suplementación de B12 ES FUNDAMENTAL en dietas vegetarianas y veganas, por esto, lee con cuidado los consejos abajo sobre como suplementarla:

• Es recomendable tomar al menos 10 mcg al día o al menos 2000 mcg por semana. Esto puede parecer una gran cantidad de vitamina B12 en comparación con la ingesta diaria de 1.5 mcg recomendada. Sin embargo, estas recomendaciones son seguras y ayudarán a garantizar que esté obteniendo lo suficiente.

• Consume un suplemento de vitamina B12 y NO de complejo B o multivitamínico para asegurar que estás obteniendo lo suficiente de esta vitamina en particular.

• Conserva el suplemento en un lugar oscuro y protegido del calor excesivo. Si consumes B12 en polvo no lo agregues a platos calientes ya que se inactiva la vitamina.

• Evita consumir el suplemento en los mismos horarios que consumes alimentos ricos en vitamina C (cítricos, pimientos, tomate, brócoli, kiwi, etc.) ya que puede inactivar la vitamina B12.

• Si tomas medicamentos consulta con tu médico si tiene alguna interacción con la B12.

• ¡No te confíes! No existen fuentes vegetales confiables de Vitamina B12, por ejemplo la espirulina no contiene B12 activa por lo que no sirve para nuestro cuerpo.
   

• No esperes a los síntomas para suplementarte, el déficit de B12 puede manifestarse luego de años como anemia, pérdida del equilibrio u hormigueo en extremidades.
   

• Para asegurar niveles suficientes de B12 en cualquier tipo de dieta, la mejor alternativa es conocer nuestro estado actual con un examen de sangre específico, y con el consejo de un nutricionista.

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